IMPORTANCIA DE LA ENSEÑANZA BÍBLICA EN EL HOGAR

En el libro de Proverbios, capitulo 22 y versículo 6 nos dice: “Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él.” Es maravilloso este principio de sabiduría, porque en esa etapa de los primeros años de nuestra existencia terrenal, lo que se aprende o deja de aprender nos afectará en todo el trayecto de la vida.

En tal sentido cuando este principio nos habla de camino, se está refiriendo al sendero moral que hemos de transitar, la rectitud con que debemos actuar; la piedad que se debe seguir, entendiéndola como el temor a Dios, lo cual implicará el amor que practicaremos con nuestro creador y con nuestros semejantes.
Cuando Dios en el cumplimiento de su plan de redención que había establecido para nuestra naturaleza caída, a consecuencia del pecado; había hablado a Abraham con la promesa de hacer de él una nación grande, que fuera portadora de su Palabra, por tanto de ser un ejemplo a las demás, al ser pueblo de Dios, así que llegado el tiempo escogió a Moisés para sacar de tierra de esclavitud a su pueblo y llevarlo a la tierra que había prometido a sus padres, así que con señales maravillosas y obras portentosas de parte de Dios, Moisés guio al pueblo de Israel en su salida de Egipto, y en el desierto el Señor le dio leyes, mandamientos, estatutos y ordenanzas para conducirse como nación, como pueblo santo, que le sirven al Dios Santo y verdadero.

En Deuteronomio, capitulo 6 a partir del versículo cuatro (4), Moisés le da unas instrucciones muy claras y precisas al pueblo de Israel, sobre lo que Dios había mandado, lo cual indicaba una enseñanza que tenia que iniciar en el hogar, por ello inicia con lo que se conoce como el gran mandamiento (El Shemá) que establece: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.” Es interesante que el significado de este mandamiento pueda estar guardado en el corazón de cada hombre y mujer que haya entendido por su fe, que no hay otro Dios, y que no puede estar sustituido por nada, por eso el énfasis de guardarlo en el corazón, porque el Señor manda: “Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” (Deut. 6:7).
El Señor quiso graficar lo que significa la vida de una familia que camina en la dirección de su Palabra, en toda obra que hagan sus manos, los pasos que se den por los caminos, el reposo en el hogar, el testimonio que observen con quienes nos relacionamos, por tanto le da estas palabras que muchas veces las usamos de manera religiosa, pero no relacional con Él y con nuestros prójimos, y ellas dicen: “Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.”(vs. 8 y 9) En tal sentido el pueblo de Israel, sobre todo los judíos, se ponen sus filaterías en sus frentes y muñecas de sus manos; así como Mezuzah en las puertas de sus casas y negocios.

La finalidad: Lo que quiere Dios con que nosotros guardemos cuidadosamente sus mandamientos y estatutos, recordando los testimonios de las obras maravillosas que ha hecho para nuestra redención, la cual culmina con el sacrificio de su hijo amado: Cristo Jesús, en la cruz del calvario y su resurrección y ascensión al cielo, es que se haga lo recto y bueno ante los ojos de Jehová, para que nos vaya bien y podamos alcanzar a través de esa fe en su hijo, la vida eterna.
Se hace necesario que se tenga confianza y plena certidumbre de fe de que la Biblia es la Palabra de Dios, entendida como el plan de redención que Él ha establecido para librarnos de la condenación del pecado, que es la muerte y traernos a la vida eterna en Cristo Jesús, por tanto 2da. Timoteo 3:16-17 señala que: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

Además de esta importante aseveración y la vivencia que cada creyente ha experimentado en su caminar con Cristo, en su proceso de transformación, es la propia Biblia que nos define a ésta como la Palabra de Dios, la cual aunque tiene historias, no es un libro de historia, nos habla del correcto manejo de las finanzas, pero no es un manual de finanzas, nos habla de sanidades, pero no es un tratado de ciencia médica, nos habla reyes y gobernantes, pero no es un libro de política, y pudiéramos mencionar diferentes disciplinas sociales, económicas, políticas y morales, que encontraremos en este conjunto de libros escritos por más de cuarenta (40) autores, en un interregno de más de un mil quinientos (1,500) años, en varios países y tres continentes, y sin embargo todo gira en torno a ese maravilloso plan de redención, siendo Cristo Jesús, el centro mismo del grandioso amor de Dios, por esta creación hecha a imagen y semejanza suya, por lo que Hebreos 4:12-13 nos dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y mas cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia, antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”

Cuando enseñamos valores a nuestros hijos y a la sociedad misma y lo hacemos de manera incorrecta, estos no permanecen o se pueden distorsionar, porque ésta tiene que estar basada en principios, y no en fundamentos pasajeros.
Hay quienes han establecido un código familiar, el cual lo han constituido como orgullo de esa familia o apellido y sobre esa base establecen una enseñanza a sus miembros, entonces su moral está sobre la base de ese orgullo y no sobre un principio, esto tiende a ser efímero o distorsionado por muchos factores adversos, quiero ponerle un ejemplo de hechos que han ocurrido: Un jefe de familia ha establecido todo un status social de intachable en cuanto a sus valores morales en la formación de su familia, y un día uno de sus hijos se enamora de una joven, cuando su padre se da cuenta lo llama y le dice: “No puedes enamorarte de ella.” Ante las interrogantes de su hijo no tiene mas que confesar lo que nadie sabía en la familia: Es tu hermana. Se cayó el orgullo, se fue al suelo la moralidad, y ahora no hay un principio que la sustente, hubo pecado, hubo adulterio, fornicación, en casos extremos hasta violación de una menor.
Es a través de la palabra de Dios que nos dice: “Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, y estad atentos para que conozcáis cordura. Porque os doy buena enseñanza; no desamparéis mi ley.” (proverbios 4:1-2). No debemos olvidar que también proverbios 1:7 nos señala que el principio de la sabiduría es el temor a Jehová.
Los hijos deben aprender que el primer mandamiento con promesa es el que establece la honra a sus padres.

Las bases para un matrimonio estable están en los principios que establece la Palabra de Dios.

La correcta relación de los padres con sus hijos tiene que estar fundamentada en los principios que están establecidos en la enseñanza bíblica, es recomendable que estemos leyendo y meditando en las palabras de sabiduría que contiene el libro de proverbios. Un ejemplo lo encontramos en proverbios 3:1-4 que nos dice: “Hijo mío, no te olvides de mi ley y tu corazón guarde mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te aumentaran. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad: Átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón y hallaras gracia y buena opinión ante lo los ojos de Dios y de los hombres.”

El principio que nos lleva a la vida, solo podemos encontrarlo en la Palabra de aquel que creo la vida, de tal manera que es necesario aprender las enseñanzas de la Biblia y así poder transmitirlas en nuestra casa a nuestros hijos, si queremos que ellos vivan. Porque Jesús es el camino, y la verdad, y la vida, y nadie viene al Padre, sino es por Él.

Conozco casos de padres que se opusieron a que sus hijos continuaran asistiendo a la iglesia, acompañando a sus amiguitos o familiares cristianos que los invitaban y luego que fueron creciendo y tomaron las calles, ahora seducidos por los traficantes de sustancias toxicas, relaciones sexuales a destiempo, embarazos no deseados, intimidad con parejas inadecuadas (como dice la Palabra: Yugo desigual), entonces está el lamento: “Cuanto hubiese querido que mejor fuera evangélica y no tener que vivir la vida de infortunio por la que estamos pasando.
Son algunas de las cosas que nos confirman la importancia de que la Biblia debe ser enseñada en los hogares, para que los hijos puedan aprender los principios de una vida sana para este siglo y para el venidero, la herencia de la vida eterna.

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